martes, 5 de febrero de 2008

Mis juegos, mi hobby 3: Cuando me volví un yonqui de bits



A partir de aquel momento todo se volvieron ansias: salía del colegio al mediodía y corría como un galgo para llegar a casa, comer de cuatro cucharadas y conectar la consola a la tele grande del comedor (y se acababa el telediario para mis padres), apuraba hasta el último minuto antes de salir otra vez para el cole (y mira que vivía a cinco minutos, pero me las arreglaba para llegar tarde, sin lavarme los dientes, ni peinarme ni nada). Las dos horas de la tarde se me hacían eternas hasta que tocaba la sirena de las cinco y volvía a salir raudo y veloz para volver a enchufar la consola al llegar a casa y seguir jugando a mi Alex y Kidd y a mi Action Fighter pasando de deberes (bueno, siempre había pasado de deberes, pero ahora más).



Y desde aquel momento todas las ocasiones se convirtieron en pretextos para comprar más y más juegos. Para mi santo, al mes de comprar la consola cayó el clásico de Sega E-Swat, que poco tenía que ver con la versión arcade –que de todos modos yo no conocía-, un título que a priori parecía jodidamente difícil debido a que el primer nivel lo tenías que pasar prácticamente agachado por la cantidad de enemigos que aparecían disparando, era un avanzar un paso, agacharse, matar mil tíos, avanzar un paso, agacharse…Lo bueno, es que si uno tenía la paciencia suficiente para pasarse la primera fase a nuestro agente de la ley le daban una armadura cibernética al más puro estilo Robocop y el juego se volvía más fácil y divertido: uno de esos maravillosos títulos de entonces que una vez te conocías los patrones enemigos y las rutinas se convertía en un adictivo ejercicio de memoria (a lo Contra, vamos). Además, con este título descubrí que los juegos contaban, al igual que las películas, con títulos de crédito, algo que me pareció la leche, aun recuerdo el final de este arcade, donde nuestro personaje, después de cargarse al Final Boss se dirigía caminando hacía la cámara con su armadura hecha polvo y un montón de llamas al fondo. Épico, cojones, era épico.
Por aquel entonces viciaba siempre con mi hermano, y como los juegos no eran a dobles solíamos hacer una partida uno, una partida otro. A él este titulo no le gustó mucho por lo que a los dos días me convenció para reunir unos pequeños ahorros y comprar otro juego de la línea barata de la consola (1990 ptas): Secret Command, un clon seguero de Commando de Capcom que esta vez, a él le gustó, pero a mi no me hizo mucha gracia por lo jodido que era (además de ser un poco moco también).


El original se llamaba Ashura, y coño, mirándolo ahora me parece más chulo que entonces, aunque la pinta de jodido la tiene igual


Y es que los juegos de la línea barata de Master System en realidad, eran los juegos que habían aparecido en principio en tarjeta (al más puro estilo Hu-Card de PC Engine) y que más tarde fueron pasados a cartucho, un formato con más capacidad, así pues, se solían tratar de títulos más simples y sencillos que nada tenían que ver con los más trabajados y caros. Como curiosidad, el primer modelo de Master System –que tenía yo- permitía la entrada de cartuchos por el slot principal, así como de tarjetas por una entrada secundaria a mano derecha, cosa que fue eliminada de su segundo modelo, la Master System II (al igual que el botón de reset y convertirla en más redondita y ligera).



Más adelante vinieron más títulos: el clásico Shinobi, jodidísimo juego que no nos pasemos nunca por culpa del tercer boss, Madara. Años más tarde, con la posibilidad de revivirlo en emulador le di una oportunidad pensando que con más experiencia jugosa a mis espaldas me lo pasaría…no diré si lo hice o no…World Grand Prinx, juego de línea barata, muy bueno y con editor de pistas. Wonder Boy in Dragons Trap, juego que me regaló mi padre en un viaje que hizo a Sevilla, juego buenísimo y todo un clásico, que por desgracia no supe apreciar, puesto que no acabé de entender el esquema de fases y habilidades que daban las transformaciones al personaje para explorar los mundos, puesto que yo estaba acostumbrado a la separación de fases tradicional.


Gráfica, sonora y jugablemente, era un título excelente que a día de hoy aun se puede disfrutar como el primer día


Ghouls and Ghosts clasicazo de Capcom reconvertido para Master System por Sega y con una variante en su desarrollo que lo hacía un titulo genial: el upgrade de armaduras. Al abrir cofres no nos aparecía la armadura dorada si no una tienda en la que podíamos comprar partes de armaduras que nos daban más vida, más rapidez, más salto…por ejemplo el segundo mundo sin la parte de los pies upgradeada no se podía pasar. La verdad es que, aun lo bizarro del cambio, la propuesta era muy original, y salvo esto respetaba 100% el desarrollo del arcade. Un título esplendido y que recomiendo probar aunque se disponga de las versiones píxel perfect a mano.

Golden Axe fue otro de los títulos que compré que a mi me gustó bastante pero a mi señor hermano tampoco le acabó de hacer gracia, puesto que el sí que lo tenía visto de las salas arcade y claro, al comparar el juego de recreativos con la pobre conversión de 8bits se le cayeron los huevos al suelo –supongo-. Y es que además de el bajón en gráficos, música y fluidez, la conversión doméstica solo permitía llevar a uno de los personajes, el bárbaro, y por supuesto, nada de jugar a dobles. Qué decir tiene que tampoco me logré acabar este título.

A medida que me hago mayor, estoy más y más convencido que debieran haber dejado a la amazona y no al tío


Para mi cumpleaños llegó Spiderman, un truñaco de juego realizado por Sega y al que no puedo echar la culpa por comprarlo a nadie más que a mi, puesto que este personaje de Marvel me encantaba –me había pasado todo el verano leyendo comics suyos todo el día-. Era un juego feo de cojones, tanto gráficamente, como en el apartado musical, en lo lento del desarrollo, y sobretodo porque tampoco pude pasar nunca de la segunda o tercera fase (creo que por aquel entonces era aun más patán que ahora jugando a videojuegos). Lo que nunca logré entender es por qué coño, en una de las fases un tío me atacaba con un toro mecánico. Qué carajo le habría hecho spidey a aquel hombre para que estuviese así de rebotado ¿robarle el bocata? ¿Sugerir un recorte de salarios al encargado? Vete a saber.

Un niño lloró en su cumpleaños


Como ya dije en la entrada anterior, un tío mío también tenía una Master System, por lo que ahora que yo tenía una en mi poder tocaba hacerle una visita. Y es que por aquellos tiempos yo pasaba mucho tiempo con éste familiar mío (no, no lo hacía por interés aunque lo parezca, es que acababa de coger un negocio y todos íbamos a echarle una mano como buenamente podíamos). Es gracias a esto que pude disfrutar de muchos de los juegos que tenía: R-type, la maravilla de Írem, de la que creo que jamás se me olvidará la música de la primera fase cuando el R-9 aparece volando. Me avergüenza decirlo, pero este juego tampoco logré acabarlo, quedándome en la cuarta o quinta fase.

En esta vida te puedes pajear o bien con una revista guarra, o bien con el primer boss del R-type


Black Belt, juego de línea barata de Sega, que como curiosidad diré que se trataba de la conversión del manga El puño de la estrella del Norte que para traerlo a occidente conservaron su motor gráfico (por llamarlo de alguna manera) y cambiaron todos los gráficos de escenarios y personajes. El juego era un “yo contra el barrio” en el que nos enfrentábamos a los bosses al más puro estilo 1vs1, originando cuando ganábamos una sarta de ostias automáticas al boss que acababa en una explosión de éste en mil pedacitos (algo más adecuado para la conversión del manga con Kenshiro, que no a un karateka llamado Riki).




Cyborg Hunter: Se trataba de un juego rarísimo en el que, con scroll lateral, teníamos que inspeccionar varios pisos a través de ascensores, activando puertas que llevaban a salas con enemigos, descubriendo mapa y cargándonos a un boss que esperaba siempre en la planta superior. Recuerdo que mi tío no lograba avanzar en ese título, porque la verdad sea dicha, era muy jodido también (que sí, que sí, que en este nada tiene que ver el que yo fuese un paquete) y me lo dejó un par de días en el que no sé cómo, logré avanzar hasta el final y casi pasármelo del tirón, ya sabéis, la típica partida esa de chiripa que todos hemos tenido en la que, aun sin haber jugado nunca somos capaces de esquivarlo todo y avanzar en el juego como si lo hubiésemos programado nosotros, aunque no sepamos ni explicar cómo coño lo hemos hecho). Obviamente cuando se lo dije no me creyó, y es que la verdad, ni yo mismo me creo que avanzase tanto en ese juego tan puta.


Sí, si te dicen muy clarito lo que tienes que hacer...si sabes inglés, cosa que ni mi tío ni yo haciamos...


Jugué a muchos juegos más por aquel entonces, algunos buenos y otros malos (huid de The Cyber Shinobi, la continuación bastarda y perrera de Shinobi como de la peste), pero los más destacados y que más cariño conservo son estos que os he mencionado

La búsqueda de información
Como cualquier persona que acaba de descubrir un hobby que le apasiona y le acarrea el suspenso de diversas asignaturas, a uno le entran unas ganas inmensas de leer, informarse, ver los juegos que hay en el mercado, hablar del tema con amigotes, etc. La desgracia, es que por el año 90-91 no existía en este nuestro país, ninguna publicación dedicada a las consolas y por supuesto, mucho menos un Internet al que recurrir para bajarse porn…datos sobre juegos. La salida que descubrimos fue la revista Micromanía, revista mítica donde las haya debido tanto a sus contenidos como al formato gigantesco que tenía (como un periódico o más). En esta revista se dedicaban unas cuatro o cinco páginas a analizar títulos de consola, lo que por aquel entonces en el que no había nada más, nos servía perfectamente. Gracias a esto, pude descubrir que lo que a mi me parecían gráficos de recreativa en mi master, eran en realidad, gráficos bastante normaluchos y mediocres y que ahí fuera existían otras cosas como los PC (siempre recordaré el número de Micromanía con todo el mapeado de Golden Axe y el que estaba dedicado a The Elf, un juego precioso) o la flamante Mega Drive.

Al menos sabías que si tu madre te envolvía el bocata con una de sus páginas ese día te ibas a poner las botas


También llegó a nuestras manos algún número de la revista Mega Ocio (que aun conservo), que destinaba de igual manera tres o cuatro páginas a hablar de juegos de consolas. Y es que a falta de pan, buenas son tortas.



No fue hasta Octubre de 1991 que por fin, de manera alocada y arriesgada, apareció en el mercado una publicación fresca y original destinada en exclusiva al maravilloso mundo de las consolas: Hobby Consolas, que supongo que al igual que a mí, a muchos usuarios de Nes, Master Systems y demás aparatos del demonio, nos cayó como agua de Mayo.

Lo que hoy en día se convirtió en el cáncer de la prensa escrita de nuestro país, antaño fué una bendición del cielo para todo aficionado a las consolas

Y en esta revista pude observar, todavía con más detenimiento, la calidad gráfica que era máquina de 16 bits de Sega podía poner en pantalla y mi cerebro…volvió a maquinar…

1 comentario:

  1. Ahhhhh, me hiciste acordar a mi infancia T_T (que si vamos al caso no fue hace mucho, apenas tengo 17 añitos), pero a lo que me refiero es que me acuerdo cuando tenia 4 años y jugaba al contra en la NES.
    Me acuerdo esos cartuhos que decian tener 786529864280 juegos, y cuando lo ponias traían 15 juegos pelotudos que se repetiiiiian.
    Despues me compraron una SNES y ahi jugaba al sunset riders, a alguno de los zeldas y otras cosas mas que no me acuerdo, tengo todavia por ahi la consola, mmmm capaz que hoy me ponga a jugar.
    Despues me compraron la play 1 y de esa tenia mas de 150 juegos (todos truchos).
    Ahora trato de pasarla bien con mi pc, ya esta vieja pero no importa, (es mejor que no me importe ya que no tengo para actualizarla) en ella juegue a los hitman, splinter cell y max payne, todos excelentes juegos.
    Ahora solamente la uso para ver anime (o sea que la uso mas que antes aun).

    ResponderEliminar