miércoles, 27 de octubre de 2010

¿Tan diferente es?



Marcos lee. Mucho. Es de esa clase de personas devoradoras de libros, de los que se sientan a primera hora de la tarde en su sillón con un buen libro y no se levantan hasta que lo han acabado. Debierais ver su biblioteca personal, prácticamente ocupa toda una habitación, llena de estanterías hasta arriba saturadas de libros, algunos incluso intentando taponar los pocos espacios vacíos que le quedan libres. Es un gran aficionado a la lectura y no hay mes que no devore un buen montón de libros de cualquier temática, la verdad es que no le hace asco a nada, hoy puede estar leyendo un clásico de la literatura española, mañana puede estar releyendo “María” y pasado puede leerse algún libro de inicio a la física o a la astronomía. No le importa ni género ni época.
Sobra decir que en su amplia colección tiene ejemplares de todo tipo, ediciones antiguas, de coleccionista, primeros ejemplares de algún título antiguo, innumerables versiones del Quijote y una colección de obras de Shakespeare tanto en tapa dura como en edición barata de bolsillo para podérselos llevar de viaje.
Marcos es una de las personas más cultas que conozco.



Hola, soy un tío culto. Estoy leyendo una edición de El príncipe de Maquiavelo, encuadernada con piel de camella y ribetes dorados hechos a mano por un Tuareg manco. Mi hija está leyendo un pequeño ensayo sobre física nuclear

Sergio es un loco por el cine. No hace falta más que entrar en su casa para darse cuenta de ello ya que lo primero que veremos en su salón es la basta colección de películas en VHS y DVD que tiene situada por todos lados. En el mueble de la tele, en una rinconera al lado de la ventana y cómo no, en las múltiples estanterías de Ikea que tiene colocadas por todos lados. Hace poco que empezó a acumular nuevas versiones en Blu-ray de sus antiguas películas y todavía no tiene más que un centenar, pero ya empiezan a hacerse también su lugar en el salón.
Pero todo eso se queda en nada cuando uno pasa a su sancto sanctorum, su habitación particular dedicada exclusivamente al cine, con su proyector de cine HD con montones de rollos de celuloide a su disposición y varios reproductores: beta, vhs, láser disc, dvd...
También participa en varios blogs dedicados a cine y tiene su propia sección de crítica de cine en un par de periódicos de la zona, lo cual le permite tener un pase gratuito para poder acudir a ver los estrenos cada semana, de los cuales, no se pierde ni uno.
Sergio es aquello que podríamos llamar un cinéfilo.



8674 películas y ninguna de ellas es porno. Awesome

Raúl en cambio, es diferente. Creo que no ha llegado a madurar todavía. Se pasa todo el día delante de la pantalla de la televisión jugando a videojuegos. Y es que no lo entiendo, le tienen la mente absorbida, no le basta con tener una consola como todo el mundo y algunos juegos, no, tiene una especie de síndrome de Diógenes que le obliga a tener toda una habitación llena de máquinas de éstas: desde las más primitivas que movían palitos y son en blanco, pasando por las actuales y varias que ni tan solo han salido en nuestro país y que no había visto jamás. ¿Y los juegos? Tiene a montones, decenas de ellos apilados en estanterías uno encima de otro y en varias filas...¡Algunos incluso los tiene repetidos para varios sistemas! Eso es de locos y es tirar el dinero cuando lo podría dedicar a cosas más útiles. Por no hablar de que tiene incluso una máquina recreativa en el salón que él mismo compró y restauró...Como si eso fuese un bar de mala muerte.
¿Para qué quiere alguien saber cuándo apareció tal o cual juego o en qué sistema lo hizo o para qué sistema era mejor? ¿Y para qué tiene conectadas varias consolas a la vez? ¿No le basta con una? ¿Y el tener una televisión de tubo y una HD en la misma habitación?
Buf, su obsesión llega a tanto que incluso redacta artículos sobre los juegos que prueba y los cuelga en foros, blogs y páginas de internet. Y ni tan solo le pagan...Qué triste.
Desde luego Raúl es un friki de mucho cuidado y no le vendría mal crecer un poco.



Frikazo. Y encima seguro que no folla

Y así va el tema, sentarse frente a un libro y pasar páginas sin otra cosa más que leer algo escrito por otra persona o sentarse inmóvil a ver una película durante un par de horas es cultura y arte a la par que ocio. Saber de videojuegos es ser un tío raro, inmaduro y antisocial.

P.S: No, no me ha pasado nada y nadie me dijo nada, simplemente me vino el tema a la cabeza mientras comía.

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