viernes, 25 de enero de 2008

Reflexión y viendo anime como una perra.



Hoy estaba leyendo un manga y he encontrado este fragmento que me ha hecho especialmente gracia:

“No puedo negar que tu valor como ser humano es muy bajo, pero, si por casualidad te esforzaras y llegaras a entrar en alguna empresa a trabajar…en ese caso, alguien sería expulsado del “juego”, la situación actual es como el juego de la silla, en el que la cantidad de sillas disminuyen…”



La vida como el juego de las sillas en que cada vez que la música para y uno de los jugadores ocupa un sitio, alguien queda eliminado. No es relevante y solo es el comentario de unas viñetas en un manga que poca gente va a leer y quien lo haga lo olvidará rápidamente, pero a mi me ha hecho gracia. Quizás no encontramos nuestro sitio en esta vida porque alguien supo sentarse más rápido en la silla y hemos sido eliminados de la partida sin darnos cuentas. Si esto es así ¿Cuándo volverá a empezar el juego? ¿Podremos ser más rápidos la próxima vez? ¿Volveremos a quedarnos descolocados y eliminados?

Quizás tanto te sientes o te quedes en pie acabas perdiendo igual


La canción que he puesto en la entrada me lleva acompañando hace ya más de un año para darme ánimos con su letra en avanzar. No ha servido de mucho, pero sigue gustándome.



Últimamente estoy viendo mucho anime, recuperando el tiempo perdido supongo. No se por qué dejé de mirarlo. Qué craso error fue dejar tantas cosas que me gustaban y ahora cuando miro atrás veo que lo único que me queda a mi lado son estas aficiones de las que renegué. En fin, os comento y recomiendo todo aquello que me he ido tragando por si tenéis tiempo y ganas de mirar algo. No voy a explicar de qué van, simplemente, os las recomiendo:

Naruto: Recuerdo que con la salida del manga en castellano me compré unos cuantos tomos y no me gustó mucho –nada-, no me hizo tilín la manera de narrar del autor ni el desarrollo de la historia, por suerte hace poco le di otra oportunidad y me hice con todo el manga y me he tragado la serie de anime. Es mejor que Dragon Ball como Shonen y no se me caen los anillos al decirlo y afirmarlo, los personajes están mejor tratados, definidos y desarrollados y una vez que el autor supera sus carencias narrativas de los primeros tomos se vuelve una muy buena gran serie. Aunque me llamen Narutard por afirmarlo. El anime por su parte es muy bueno, al menos hasta que empieza el relleno y la soporífera etapa de Shippuden; una animación de lujo, un dibujo excelente, una banda sonora acojonante.



Welcome to the NHK: Ya le dediqué una entrada a esta serie. Me encanta. Hice caso de las recomendaciones de la gente que me afirmó que el manga de origen era mejor. Es bueno, pero sigo prefiriendo el anime. En la versión de papel los personajes son demasiado miserables para mi gusto, o más que miserables, desequilibrados (mentalmente hablando), aparecen y desaparecen demasiadas veces y el final no me reconforta, está muy acelerado y forzado. El anime en cambio es más creíble, es triste, los personajes tienen problemas pero sin exagerarlos en su esperpéntica miseria y el final no está tan forzado. Se ha convertido en una de mis historias deprimentes preferidas.

Great Teacher Onizuka: Me espantó bastante el dibujo, en un principio parece una serie de anime ochentena, pero por suerte, te olvidas de la estética y el dibujo y te enganchas con sus personajes. El protagonista es un profesor degenerado, un pervertido, un camorrista, un bruto y un vago que solo piensa en jugar con sus alumnos. Eikichi Onizuka, 22 años, profesor y virgen. Una persona admirable. Quién pudiese tener su determinación y ser tan grande y entrañable. El manga del que procede esta serie está publicado por MangaLine, lo que se traduce en que, aunque han salido ocho volúmenes en nuestro idioma, yo no he visto ninguno todavía en ningún lugar. Lo más seguro es que al final se quede a medias o con una periodicidad bianual como todas las series de esta ¿editorial?


¿L'Arc en Ciel? Maravilla de Opening, cojones

Death Note: Mira que me habían hablado de esta serie y había sentido cosas muy buenas sobre ella. No se por qué he tardado tanto en verla, es muy buena, tanto da si os gustan las series de intriga o policiales o cómo se le quiera llamar. Vedla. Solo por su –malvado- protagonista y el personaje de L vale la pena tragarse todos los episodios. Quiero un Death Note.

¿Se cree Dios o es Dios?


Claymore: Otra de las series que empecé a tragarme en versión animada y he acabado comprando el manga. Muy oscura, no llega a ser Berserk (¿Algo en este mundo llega a ser Berserk? Lo dudo), pero está muy bien llevada. El dibujo del anime es, por llamarlo de alguna manera, extraño, lo que le da carisma, la animación es muy buena, y la banda sonora, magistral, por no hablar de lo original del argumento. Le achaco la absoluta oscuridad de algunas escenas que hacen que la acción sea en ocasiones extremadamente confusa. El opening y el ending, desde que las descubrí, los llevo en el mp3. El manga tiene un dibujo bastante claro, y aunque carente de fondos en los primeros cientos de páginas, es un autor que parece que gana soltura a marchas forzadas.


A mi madre le gusta La Pantoja, Héroes del Silencio y el ending de Claymore. Cágate en las bragas


Evangelion: Evangelion es una serie que me tragué cuando llegó al mercado español allá por 1998, recuerdo que en el primer trabajo de verano que tuve me pasaba el día hablando con un amigo sobre los ángeles, los evangelions, Adam, Lilita y la lanza de longinus, lo que hacía que todo el mundo nos mirase raro como si fuésemos un par de fanáticos religiosos. De la serie tengo incluso los prehistóricos VHS que ya no puedo mirar porque no tengo dónde. Pero había olvidado lo jodidamente buena que es esta serie, hasta que este domingo pasado me decidí a hacer maratón en streaming de la versión renewal de los veintiséis episodios y la película de The End Of Evangelion. Qué grande es Gainax. Me encanta el final de la serie, me encantan las series cuyo final supone un cambio drástico en los personajes y en la vida de estos, donde mueren, cambian, tienen pérdidas o emprenden un viaje filosófico/personal de algún tipo.
Hablando de Gainax, os recomiendo Wings of Honneamise, más conocida como Royal Space Force, una de las mejores cintas que he tenido el placer de ver jamás. Yo mismo tendría que darle un visionado de revisión…por desgracia también la tengo en VHS…

OMFG


Suzumiya Haruhi No yuutsu: Otra sorpresa que he tenido este año, sorpresa anunciada por otra parte porque de nuevo había leído sobre la calidad de la serie en varios sitios. Muy divertida, muy bien animada, muy original. Joder, incluso he empezado a leerme una de las novelas ligeras y eso que me siento hasta tonto leyendo algo tan simple, pero es que me encanta. Mi capítulo preferido: el número 9 en el que no pasa nada trascendental a primera vista. Para quien no sepa cual es, se trata del capítulo en el que Kyon tiene que ir a buscar el calefactor que Haruhi ha conseguido. Me encanta todo lo que rodea a este capítulo: esa sensación de tener un lugar a donde ir después de clase para reunirse (en este caso el club de literatura, pero ¿quién no ha tenido un amigo con un local, un garaje, una casita en el jardín…donde reunirse después de clase?) y resguardarse de la lluvia, esa melancolía del día lluvioso donde aunque te resguardes parece que esté mojado…ese hacerse tarde y anochecer del invierno…Y por encima de todo, es el capítulo –obviando el último- donde más clara se ve la relación de amor de los dos personajes principales y si no os lo parece…revisionadlo. Es muy grande.


Venga, va, reconocedlo, lo habéis intentado bailar en casa alguna vez


Tengen Toppa Gurren-Lagan: Más de Gainax, otra serie que me ha encantado (¿será que no tengo criterio y me gusta todo?), y eso que los Mechas no me llaman en absoluto, pero el desarrollo de la serie me recuerda sobremanera a esos juegos de rol de la época 16-32bits, sobretodo al grandioso Xenogears. De nuevo una serie de anime donde los personajes evolucionan, crecen y cambian. Ver los primeros capítulos y ver los últimos es como ver dos series diferentes. Sí, quizás no es una serie adulta, sí, quizás todo transcurre demasiado rápido, pero tiene momentos épicos, de esos en que te levantas de la silla y gritas: ¡¿Quién coño te crees que soy?!¡Voy a perforar el mismísimo cielo!
Qué grande es Kamina, desde ya uno de los mejores personajes de anime de los últimos años.


¿Quién coño te crees que soy? A cada puto capítulo más épico


En fin, esto es lo que llevo visto en los últimos meses, mañana seguramente tocará empezar alguna otra cosa nueva aunque no tengo muy claro el qué. Quizás un revisionado de Lodoss, quizás algo nuevo todavía sin determinar. De todas maneras, le doy gracias al anime que durante estas últimas semanas me ayuda a aplacar la extraña sensación de ansiedad y pesadumbre que tengo encima todo el día.
Quizás ver tanto anime es un paso más en mi evolución para convertirme en un hikkikomori con todas las de la ley. Quién sabe.

viernes, 11 de enero de 2008

Mis juegos, mi hobby (part two)


(La primera parte está aquí)


Obviamente el que yo pensase que quince mil pelas de entonces no era mucha pasta, o al menos no mucha comparada con el dineral que yo pensaba que esta máquinas costaban, no quería decir que a mis padres le pareciese lo mismo, por lo que por aquel entonces no hubo NES, por no decir que al llegar reyes tampoco pedí que me trajesen una, ya que en aquella época estaba bastante viciado con los GIjoes y el seis de Enero amaneció mi casa llena de muñequitos de éstos (y supongo que de haberla pedido tampoco me la hubiesen traído porque con quince mil pelas de entonces se podían comprar unos reyes muy decentes y montones de muñecos, en cambio una consola hubiese sido un regalo único, la verdad, es que mirándolo con perspectiva lo preferí así). De todas maneras aquellos reyes contaron con un regalo muy especial, que digamos, ya marcó mi vida de ludópata para siempre: una hand-held o game-watch o como se le quiera llamar de GIjoe y una de Pacman que se quedó mi hermano. Recuerdo que pasemos multitud de horas enganchados a aquellas máquinas, que por cierto, también habíamos querido tener siempre una, marca de status en las excursiones del colegio y que diferenciaban al más popular del autobús –rodeado de gente que le pedía su maquinita- del menos popular –que pasaba el viaje mirando por la ventanilla-, no se cuántas horas de vicio fueron, pero la verdad es que fueron muchas.

Hoy en día los niños llevan al cole sus DS y Pesepés, pero no siempre fue así, sus antecesores en excursiones y patios de colegio eran las más limitadas LCD que con sus arcaicos muñequitos nos hacían pasar horas y horas viciados


Como detalle por aquella época también recuerdo que un tío mío me invitó a su casa –cosa rara puesto que nunca he tenido prácticamente relación con mi familia- para jugar a una consola rectangular que tenía, cuyo nombre –aunque en aquella ocasión no me quedé con él- era Master System, recuerdo que jugué a un título de motos que llevaba en memoria (mítico Hang-on) y a uno de volleyball bastante divertido. Pero esto tampoco fue muy decisivo en mi vida de jugón.

Sí...pero no, o almenos, no aun


El punto de inflexión en mi vida videojueguil vino gracias a una gripe. Todos los miembros de mi familia la pillaron y por tanto, nos quedamos en casa sin ir al colegio, por lo que para pasar el tiempo me enganché en exceso a las hand-held de Pacman y de GIjoe, hasta tal punto que volvió a venir a mi cabeza la NES del precio justo y mis ansias por tener una fueron en aumento, calentando la cabeza a mi padre continuamente para que por favor me comprase una. Como mi padre también estaba en casa debido a la gripe soportar a un niño de once años repitiendo “cómprame una Nintendo, cómprame una Nintendo” continuamente no se le hizo fácil, por lo que al final haciendo un esfuerzo económico que le agradeceré toda la vida, accedió a comprarme la
consola.

Ibas a ser mía puñetera


Así fue como una vez que se pasó la gripe, una tarde de miércoles creo recordar, nos llevó a un bazar que había cercano a casa –el mítiquísimo Bazar Japón de mi ciudad- para comprarme una consola. Al llegar allí le preguntemos por la Nintendo y la dependienta nos dijo, que por desgracia, no le quedaban. Recuerdo que los juegos los guardaban en cajas bajo un mostrador e incluso nos los sacó para enseñárnoslos (de nuevo estaba allí “Las aventuras de Lolo”), pero también nos dijo que tenía otro modelo, de otra marca que también tenía muchos juegos, una tal Master System. La mujer se ofreció a enchufarla para que la viésemos si no estábamos muy convencidos por lo que accedimos, y allí, descubrí un mundo: La primera vez que escuché la musiquilla de Alex Kidd (que era el nuevo juego en memoria en lugar de Hang-On), que lo vi saltar, dar puñetazos a los pajarracos, todos esos colores (¡más que la Nes que iba a buscar!), esa rapidez. No miento si digo que en aquel momento aquello me pareció una máquina recreativa, no tuvo que enseñar más. “¿La quieres esta?¿No quieres esperar a la otra?” “Nonononononoéstaéstaésta”. La mujer volvió a guardar la consola en la caja y además nos enseñó los juegos que tenía la máquina –sacados de una caja de cartón de debajo del mostrador también. “Hay juegos más baratos, de dos mil pesetas” debió decir la mujer para que mi padre además, decidiese comprar un juego a parte. Recuerdo rebuscar en la caja y que se me quedasen marcados algunos de los títulos que más tarde se convirtieron en clásicos: E-Swat, Shinobi, Ghostbusters….mis primeros contactos con los que más tarde se tornarían clásicos.
El juego que escogí fue una pequeña maravilla llamada “Action Fighter” un juego mezcla de carreras y shot’em up, de vista aérea en que empezábamos llevando una moto que al recoger power ups se transformaba en coche y avión para acabar las fases enfrentándonos a enemigos en el aire. El juego era la caña, pero también muy difícil.

OMFG


Recuerdo el camino a casa como si fuese ayer, atravesando las jardineras y el césped de un parking ya desaparecido, acompañando a mi padre a comprar unos recados con las ansias de conectar la maleta que llevaba en las manos balanceándola y ponerme a jugar a aquellas maravillas que había visto en el bazar, recuerdo el momento de llegar a casa y conectar la máquina en una pequeña tele de catorce pulgadas que nos habían regalado al comprar una enciclopedia (qué clásico ¿verdad? ¿Darán aun regalos por comprar enciclopedias?), sintonizar el canal y conseguir ver la consola en marcha dos minutos antes de cenar, cenar en dos minutos y volver a la habitación para jugar.



Desde luego, uno de los mejores días de mi vida, y desde aquel momento, ya no hubo vuelta atrás. Ludópata para siempre.

Continuará.

miércoles, 9 de enero de 2008

GENTE INFAME: Dependientes Cenutrios del MacDonald's y sus compinches



Llevo bastante tiempo subsistiendo a base de comida basura, y durante este largo calvario mis cansados pies me han llevado a multitud de establecimientos de comida rápida, pudiendo descubrir con el tiempo, una subespecie dentro de la especie de los dependientes del McDonald’s: se trata de los Dependientes Cenutrios y sus colegas que van de visita.

Incluso en los McDonald's más lujosos cuentan con su Dependiente Cenutrio


No tengo nada particular en contra de los chicos y chicas que trabajan en el McDonald’s, no me caen especialmente mal, hay algunas chicas muy majas incluso (y eso que el uniforme se esfuerza por mostrar lo contrario), y gente que hasta te llega a atender bien y sin equivocarse, pero después como digo, un peldaño más abajo en la escala evolutiva que los demás compartimos, tienen lugar los Dependientes Cenutrios. Esta subespecie dentro del ecosistema del McDonald’s se compone por muchachitos de diecisiete años para arriba, normalmente muy delgaditos y con uniformes excesivamente grandes (porque da igual que se los den de su talla, al día siguiente ya les irán grandes), con la gorra encasquetada a presión en la cabeza (lo cual destaca las orejas de soplillo y esconde el peinado Cresta-Beckam que todos llevan) y suelen presentar un comportamiento excesivamente nervioso, y no me refiero a ese nerviosismo que presenta alguien cuando se le acumula el trabajo delante de las narices, cuando no controla todavía el puesto que ocupa en el trabajo o cuando sin querer le has echado RedBull al café en lugar de leche antes de ir al trabajo. Hablo de un nerviosismo patológico, un nerviosismo que presentaría un chimpancé con hiperactividad, un nerviosismo que hacen que presten atención a cualquier estímulo de su entorno menos al que importa, esto es, el cliente que tienen delante. Y cuando hablo de estímulos me refiero concretamente a los colegas del chaval, y es que éstos, como si fuese una manada de hienas inseparables se pasan la vida en el local “visitando” a su colega y aquí es donde todo empieza a fallar:

A- Empezarás a pedir y tendrás que repetir lo que quieres tres veces ya que el Dependiente Cenutrio estará pendiente de sus colegas –sentados en una mesa a un metro de la barra-, riendo, saludando con la mano o asintiendo con la cabeza las gracias de su camada. Tienes suerte de que el MacPollo se llame McPollo y no MacCandyman porque estarías siendo empalado por un negro con el torso lleno de abejas en cero coma segundos.

B- Intentarás pedir del tirón y no podrás, puesto que serás cortado varias veces por el Dependiente Cenutrio ya que éste intentará responder a los comentarios de sus compinches o intentará llamar su atención (con elocuentes frases del tipo “¡Rulas!¡Rulas!¡Mira!¡Es la Jenny!”, “No puedo tío, mi viejo me ha castigao”, “Como mola, nen” “A las cinco en el Bar Antón pa unos fusbolines”, o bien, “ tío, jejeje, sí hombre!!11! es la Jenny”).



"Enseguida te traigo tu Whooper" "Ehh...vale"


C- Una vez que hayas conseguido pedir, susodicho Dependiente Cenutrio intentará preparar tu menú, claro está, haciendo mil viajes a lugares innecesarios, yendo a la cocina cuatro veces para buscar “algo”, y parando para darles bebidas y helados a sus colegas cuando el encargado no mire (“tío, tío, dame un Sundae”, “No puedo Rulas, que estoy currando” “engatioquepocotenrollasnenquenotecuestaná”, “jejeje, toma tío”).

D- Cuando te prepare el menú, diez minutos más tarde, viene otra de las fases importantes en el proceso de ser atendido por el Dependiente Cenutrio: El regateo, y es que después de haber estado riendo las gracias de sus colegas y hablando con estos, descubrirás que además, ha apuntado en su máquina lo que le ha salido de la punta del capullo y empezará una discusión de besugos tal que así:
-Las patatas las he pedido normales.
-Ah, ¿en serio?
-Si, bastante en serio
-Pero yo las tengo anotadas Deluxe.
-No te lo discuto, pero te las había pedido normales.
-No, eh, me las habías pedido Deluxe.
-Pudiera ser si no fuese porque llevo años pidiendo siempre lo mismo y nunca las pido así.
-Pues hoy sí eh, que lo pone la máquina.
-Si, pero la máquina la has marcado tú, y obviamente, has errado en tu cometido.
-¿Entonces te las cambio?
-Sería un punto a favor tuyo, sí, teniendo en cuenta que no es lo que había pedido.
-Vale, pero para mí que las habías pedido Deluxe.
-Lo que tú digas.
Y no vale la pena alargar más la discusión por las patatas, porque a continuación vendrá la que corresponde al menú mediano que él te ha puesto grande, a la Fanta en lugar de Coca-Cola y al McPollo que ocupa el lugar del BigMac, por lo que es bueno reservar fuerzas. Obviamente al estar pendiente de sus colegas puedes olvidarte de tener pajitas, servilletas y salsas. Suerte que las bandejas las tienen delante, si no, sería recomendable vestir una parca con muchos bolsillos para llevar el menú a la mesa.

Pues no tiene mucha relación con el tema de hoy, pero buscando "McDonald's" me he encontrao esta foto que me ha hecho gracia. Tomadlo como el proceso de selección de personal, yo que sé


De todas maneras, gracias a mis técnicas deductivas ninja he aprendido con el paso del tiempo a saber colocarme en la cola donde está el dependiente más capaz y rápido de todos, y es tan simple como situarse en la del que más granos tenga en la cara y más jodido tengan su aspecto físico, puesto que esto nos indica que llevan mucho tiempo trabajando y comiendo allí. En cambio, colocarnos en la cola de alguien con un cutis fino y delicado nos puede llevar a un novatillo, o lo que es peor, a un Dependiente Cenutrio.