lunes, 27 de junio de 2011

Gente infame: La loca de los tomates



Por aquel entonces se podría decir que era una persona bastante tímida con los desconocidos, así que cuando tuve que buscar un primer curro para los veranos lo hice de cara a encontrar alguno que fuese en algún almacén cargando cajas y descargando camiones y donde no hiciese falta estar de cara al público. Así es como empecé a trabajar en un supermercado de la costa como mozo de almacén en teoría encargado de descargar la mercancía cada día, llevar el transpalet de aquí para allá y cargar pesos muertos, o al menos eso era lo que pensaba yo ya que el encargado tenía otras ideas en mente.

Mi imagen mental

Para aquel hombre las funciones que debíamos realizar iban más allá de estar metidos en un almacén todo el día, ya que creía conveniente también que estuviésemos de cara al público, así que no se le ocurrió nada mejor para hacerme el primer día de trabajo que meterme en la sección de frutería a atender a la gente pesándole la fruta y verdura que comprasen. Y claro, entre que uno era tímido y era el primer día de trabajo no estaba como para decirle al jefe que no quería estar allí y menos no queriendo perder el trabajo ya que en mi mente estaba ya todo el sueldo gastado.

Así que ese buen hombre me acompañó hasta la sección de frutería y me presentó a la que se encargaba del puesto:

-Muy bien, aquí te dejo al nuevo chico para que le enseñes cómo va todo esto, sobretodo explícaselo todo bien y no lo vayas a dejar solo para nada.
-Ok, tranquilo, yo se lo explico todo.
(Se va el encargado).
-Bueno, pues yo me tengo que ir a merendar que es mi hora. Te dejo aquí al cargo.
-¿Ein? ¿Me dejas solo? Si yo no se hacer nada.
-Nah, tu pilla esa caja de tomates y los vas colocando en forma de pirámide mientras yo no estoy.
-¿Ein?
-Esa caja de tomates los colocas en forma de pirámide así (coloca los tomates creando una base para una pirámide).
-¿Y si viene alguien a coger tomates?
-Que no compren tomates.
-¿Y si quieren que les cobre?
-Que se esperen a que vuelva.
-¿Y si...?
-Voy a merendar.

Y allí estaba yo, solo, totalmente perdido, colocando tomates en forma de pirámide y esperando que la tipa aquella se atragantase con su merienda y pensando que nada más raro podía pasar el primer día. Por suerte en aquella época de verano todavía no había mucha gente comprando y quizás podría pasar los 20 minutos sin que nadie viniese a comprar.

-Hola.

Vaya, pues no.

-Hola, buenas tardes.

Una encantadora mujer se había acercado a la frutería e iba llenando bolsitas de fruta y verdura y dejándolas en el mostrador mientras un imbécil hacía una pirámide de tomates en un rincón. Pero lo peor de todo fue cuando la mujer poco a poco se fue acercando hacia mi con una bolsita preparada y dispuesta a llenarla de tomates.

-¿Me dejas coger unos tomates?
-Ehhh...No...No se pueden coger...
-¿Por qué?
-Por...que...Están en forma de pirámide.
-¿Qué?
-Que no se pueden coger los tomates de la pirámide.
-¿Que no se pueden coger los tomates?
-Eso me ha dicho la chica de la frutería, que no los cogiese nadie. Si quiere puede cogerlos de la caja.

Gñe

(Aquí vino una ristra de quejas malsonantes que no recuerdo, tanto hacia mi, como a la chica de la frutería, como al supermercado como a la pirámide de tomates que no tenía culpa de nada insinuando que los tomates de la caja no eran tan buenos como los de mi pirámide).

Cuando la mujer llenó la bolsita de tomates se dirigió a la caja para que le pesase la compra y se la marcase.

-Es que...No sé como va lo de marcar la fruta.*
-¿No sabes como se pesa la fruta?
-No.
-Y estás de responsable en la fruta.
-Sí...Es que es mi primer día...Y la chica me ha dejado solo.

En ese instante en que la mujer se disponía a volver a cagarse en todo apareció la chica de la frutería que volvía de merendar.

-¿Qué pasa?
-El chico este, que no sabe cómo funciona lo de pesar la fruta y está de responsable y encima no me dejaba coger los tomates.
-¿Por qué no?
-Porque dice que están en forma de pirámide.
-¡bah! Es que el chico no se entera de nada.

HIJA DE PUTA



La muy no solo me dejó tirado en el puesto de fruta sin enseñarme nada cuando sobretodo le habían dicho que no me dejase solo, si no que me puso a montar una pirámide de tomates más sagrada que las vacas indias, para después dejarme delante de la clienta como si fuese un completo gilipollas.Durante aquellos cuatro meses -en los que por suerte no tuve que estar mucho por la frutería, me pregunto por qué- pude comprobar que su obsesión piramidal no solo tenía como objetivo los tomates, si no que además gustaba de apilar las manzanas, las nectarinas y cualquier elemento salido de la madre naturaleza con forma más o menos apilable. Además, prohibía a los clientes tocar ninguna de sus obras y les obligaba a coger la fruta que tenía en las cajas del suelo.


Así que desde aquí os doy mi consejo para que si alguien en un futuro cercano o lejano os propone que le hagáis una pirámide con hortalizas le respondáis buenamente que la pirámide la haga ella con VUESTRAS PELOTAS.
¡Cómeme la polla!

*No es que fuese completamente gilipollas del todo y no supiese utilizar una pesa, es que cada fruta y verdura se correspondía con un código numérico diferente que estaba apuntado en una hoja que estaba escondida debajo de la máquina de pesar. Así que había truco, eh? No penséis mal.

9 comentarios:

  1. Pues yo creo que un poco cortito si eras....

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  2. Era y soy, si yo saco pecho de mi ligera estupidez, pero para nada admito una total gilipollez.

    O sí, yo que sé :(

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  3. xDDDDD, vaya historia.

    Trabajar de cara al público es lo peor de lo peor, yo espero no tener que hacerlo nunca más.

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  4. Trabajar de cara al público tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, lo que pasa es que hay muchas más de las segundas que de las primeras xD.

    ¿De qué trabajabas si puede saberse?

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  5. Lo he pensado mejor y trabajar de cara al público no tiene nada bueno xd.

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  6. Jajajaja, bueno, sí que tenía cosas buenas. Había clientes que me cogían cariño (algunos DEMASIADO cariño xD) y tal, pero no compensa todo lo malo.

    Trabajaba en una tienda de videojuegos de segunda mano :)

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  7. Como mola, si yo trabajase en una tienda de esas me parece que me dejaría todo el sueldo en la propia tienda y acabaría muriendo de hambre.

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  8. @Gouken: Eso es lo que les pasaba a la mayoría de mis compañeros xD (sin la parte de morirse).

    Yo, por suerte, como sólo compro juegos precintados, no tenía tentaciones de ningún tipo ^^

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  9. Graciosa anécdota xD
    Por mala suerte, hay bastante gente así de infumable. Por casualidad, ¿cuantos años tendria esa tía? xD

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