jueves, 14 de febrero de 2013

Retro Análisis: Streets of Rage

Los juegos con los que estrenas una consola suelen ser mágicos e inolvidables, sobretodo cuando uno es pequeño, y además de la marca que nos puedan dejar por su calidad siempre tienen un plus nostálgico quasi mágico que hace que los tengamos en un lugar muy especial de nuestro corazón. Para mi Streets of Rage para Mega Drive es uno de esos juegos, encargado de estrenar mi Mega Drive en las navidades del 91, responsable de abrirle a un crío los ojos como platos y dejarle totalmente alucinado, responsable de múltiples tardes de vicio con su hermano y culpable de su bajo rendimiento en el cole. 

Lo primero que destaca una vez que conectamos el cartucho es su secuencia de introducción conformada sólo por simple texto que nos pone en situación sobre la historia (los malos han tomado la ciudad, todo está perdido, sólo tres policías pueden arreglar las cosas vía mamporros...lo típico y tópico) mientras que de fondo se ve un bello plano de la ciudad, nada del otro mundo, pero que nos hace ver ya de entrada una de las señas de identidad de este juego: Su banda sonora es sencillamente sublime. Y es que Streets of Rage es lo que es sobretodo por su brutal banda sonora, más allá de gráficos y  jugabilidad es el trabajo del compositor Yuzo Koshiro -con merecidisimo lugar en la pantalla del título para su nombre- el que destaca con identidad propia. Muchas veces apetece volverse a aventurar en el juego para poder deleitar los oídos con los temas que compuso para este título. 



Pero dejemos por un momento el apartado sonoro y volvamos a lo que es el juego en sí. Streets of Rage es un clon más de la jugabilidad de Final Fight, un yo contra el barrio de toda la vida, de tirar hacia adelante acabando con todos los masillas que nos encontremos durante la fase para una vez llegado al fin del nivel vérnoslas con un señor boss que nos pondrá las cosas un poco difíciles y que una vez que demos con sus huesos en el suelo nos permitirá pasar a la siguiente fase. Para este cometido podemos elegir entre tres personajes: Axel, el rubito guaperas que todo el mundo quiere ser, Blaze, la policia sexy que reparte yoyas en mini falda y Adam, el negro,que no tiene nada de especial salvo ser negro, por aquello de la igualdad y hacer ver que en momentos de crisis en la ciudad no se ha dedicado a ir a romper escaparates, robar teles y comer pollo frito. El juego consta de tres botones básicos: Uno para el reparto de estopa, otro para saltar y poder repartir candela vía aérea con patadas voladoras y un tercer botón que llama a un compañero nuestro que hará aparición montado en un coche de policía, bombardeará la pantalla con un bazooka y acabará con todos los yonkis a los que nos estemos enfrentando en ese momento  (tan ilógico como espectacular). Durante la fase nos encontraremos con objetos que podremos destrozar como cabinas de teléfonos, cajas, conos de señalización y demás -no os preocupéis, luego se le echa la culpa a los tipos malos y aquí no ha pasado nada-  y en cuyo interior encontraremos ítems que repondrán nuestra salud, sumarán vidas extra o armas como tuberías  y bates de baseball o  la que es mi preferida  El bote de pimienta que deja a los enemigos alelados durante un rato. 



Una de las gracias con las que contaba  este juego es que si echábamos una partidilla  a dobles (hoy en día conocido como "cooperativo") podremos efectuar golpes a dúo con nuestro compañero, ayudándonos a salir despedido y hacer espectaculares pero poco efectivos golpes especiales.  Y es que si algo tiene este estilo de juego de ajusticiar malotes es el recorrerlos junto a un amigo o compañero, ya que siempre se hace mucho más ameno el partir caras al lado de  un coleguilla, sobretodo cuando hay ese sano pique a ver quién hace más puntos en cada nivel o quién se queda con ese pollo que, misteriosamente, estaba guardado dentro de una cabina de teléfono. Además, Streets of Rage iba un paso más allá, ya que al llegar al final del juego, Mr X, el jefe de los chicos malos, nos proponía dejar el cuerpo de policía y trabajar para él, y si uno de los dos jugadores aceptaba y el otro no, nos tocaba enfrentarnos en combate cambiando el final del juego.



En materia gráfica este juego fue un pasito adelante más para la consola, estrenando junto a otros títulos como Sonic The Hedgehog, Mercs y demás, lo que sería la segunda hornada de títulos para Mega Drive. Así el uso de la paleta de colores y mimo gráfico denotaba mucho cuidado por parte de sus desarrolladores. Cierto es que a día de hoy destaca de forma negativa los pocos frames de animación utilizados en los personajes, pero es algo que en aquel lejano año 91 pasaba totalmente desapercibido y quedaba eclipsado ante la cantidad de detallitos que podíamos ver, como animaciones al dejar a los personajes un rato parados, el oleaje del mar y el reflejo ondulante de la ciudad en el agua,  la lluvia chispear, el genial nivel del montacargas donde podíamos tirar los enemigos por la borda, el viento llevándose los papeles volando...

¿Cosas criticables? Sin duda tiene alguna que otra, por ejemplo la poca variedad de enemigos, ya que -bosses a parte- sólo hay cinco tipo de enemigos que van variando de color: El típico delincuente, Yamcha venido a menos, una guarrilla con látigo, unos punks con chupa de colores estridentes  y un malabarista chungo. A parte de esto los bosses también se reutilizan en más de un nivel e incluso algún boss no deja de ser uno de los personajes principales con cambio de color en su  paleta. A parte de esto y el pequeño tamaño de los personajes o los pocos cuadros de animación, cosas que en su día poco importaban, poco más hay de negativo en este juego.


Incluso  a día de hoy, Streets of Rage sigue siendo uno de los mejores juegos de Mega Drive, jugablemente divertido, gráficamente muy cuidado y con una banda sonora de órdago, es un imprescindible para todo amante de la consola y para fans de los beat'em up. Siempre viene a gusto de echarse una partidilla, tanto sea solo como acompañado ya que los años no pasan para él. 


Lo mejor:
-Como dijo Hobby Consolas en su día: La música, la música y, ah, ¿hemos mencionado la música?
-Gráficamente era muy bueno para la época: mucho detallismo en los escenarios y sobretodo un genial uso de la limitada paleta de colores de Mega Drive.
-Tantos años después y todavía sigue siendo un título divertidísimo, si se tienen un par de horitas libres por delante y no se sabe qué hacer siempre es buena idea echarse un vicio al juego. 
-Jugar a dobles y robarle el pollo al compañero cuando está a punto de morir para verle rabiar. 
-La fase del ascensor, todo un clásico hacer recuento para ver quién tira más enemigos por la borda.
-Las bombas, son una flipada.
-La intro y el ending del juego así como los varios finales del mismo.
-Gradísimo beat em up inspirado en Final Fight y a mi modo de ver, muy superior a éste. 

Lo peor:
-Poca variedad de enemigos y bosses y repetición de estos últimos.
-Mucha gente se quedaba atascada en las gemelas del barco y es que hasta que se les pillaba la rutina eran un buen par de cochinas. 
-Personajes pequeños y falta de algún cuadro extra de animación.

NOTA: 9



9 comentarios:

  1. Es un auténtico juegazo y uno de los mejores beat'em ups para Mega Drive, que supuso un genial inicio para la saga. Música increíble y gráficos estupendos, aunque el tamaño de los personajes y su animación le restan un poco de calidad, pero ya digo que están muy bien. Además, tiene dos finales diferentes.

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    1. Sí, a día de hoy lo que canta es precisamente eso, que los personajes son muy pequeños para un juego de este estilo y su animación no es muy allá. Salvo eso, sigue siendo muy disfrutable a día de hoy, lo que es un gran mérito en un género que, la verdad sea dicha, suele ser bastante aburrido y repetitivo.

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  2. Me gustan mucho los beat'em up, pero justo de los clásicos creo que no he jugado en profundidad ninguno xD.

    Yo jugaba a los de Sailor Moon de SNES, que estaban bien chulos (U^_^)

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    1. Pues si un día te pones a jugar a alguno, el que tienes que evitar es el Streets of Rage II, porque es tan, tan bueno, que luego todos los demás te parecerán una caca muy gorda.

      Del estilo tienes en el Plush para probar el Double Dragon, que creo que no es muy allá ni le han puesto muchas ganas y el Scott Pilgrim, que es un poco raro, porque para que sea chulo de jugar primero te has de dedicar a subir de nivel a los personajes, hasta ese momento el juego es un poco chungo pero después es genialoso!

      A los Sailor Moon les había dedicado media tarde de juego en su día cuando me dedicaba a acumular y probar roms de todos los juegos del universo.

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  3. Qué juegazo!

    Muy buen análisis Gouken, a mi también me trae enormes recuerdos jugando a dobles, cuando le arreabas sin querer un leñazo al compañero, peleando por los pollos o con el detallazo de duplicar a los jeefes finales (esa foto que has puesto contra los dos "Últimos Guerreros" me ha parecido genial)

    Hoy los gráficos serán pequeñitos, pero con la de combos que tiene y esa música, qué más dará! sigue molando y mucho!...y además, podemos tirar enemigos a los abismos o ver un coche de policía aparecer en medio de un barco, es genial! (ya ves que comparto todos los puntos que has resaltado en "lo mejor", jeje)

    Un saludo!

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    1. Sí, es que es un juego genial que a día de hoy divierte igual que en su día.
      Y muchas veces me viene la música a la cabeza y me echo una partidilla simplemente para escuchar su maravillosa banda sonora.

      Anda que no me pasé veces en su día el juego jugando a dobles con mi hermano, que nostalgia de tardes xD

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  4. El streets 1,buenisimo el 2 incluso me traumatizo,pedazo juego! Buen analisis compi,saludos!!!

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    1. Gracias. Son un par de obras maestras ambos.

      En cambio, el SoR 3 no es tan bueno en su versión occidental, es mejor hacerse con la japonesa y aún así tiene una banda sonora bastante alternativa (malilla) :(

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  5. buena reseña, pero, streets of rage no es copia de final fight en la jugabilidad, ambos juegos se juegan muy distintos si los comparas.
    para mi el mejor es el Bare knuckle 3(japones) ya que la versiona americana es horriblemente mala.

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